No hay inmigración ilegal, lo ilegal son las cuasas de la inmigración. Se monta un enorme tinglado en Rivas – Vacia Madrid, entre un centro comercial y un centro cultural, el espacio se convierte en metáfora y escenario de la realidad. El foro tiene un poco de los dos, y cada vez menos de algo tercero o novedoso.
Conferencias: tras conmoverse con la situación del pueblo colombiano, y la financiación norte-americana del plan Colombia, uno puede tomarse una coca-cola, servida de aquella manera por una trabajadora rumana con un horario de sol a sol.
Tras conmoverse con la situación del pueblo saharaui, arrinconado en el desierto, uno puede beber agua, en vaso de plástico, de las mega-garrafas boca abajo que los salones tienen por distintas partes, y luego tira el vaso. Usado una vez. En el comedor los cubos de reciclado son todos amarillos, después de una conferencia sobre cambio climático y emigración. Y así, lo coherente y lo incoherente se dan la mano en el espacio global del foro.
Aún así, es importante, por unos días, pasear entre africanos, indígenas y consumidores, en sus disntintas categorías, para darle una vuelta a una realidad llena de colores
