El año que nunca fuimos a Mali

El año que nunca fuimos a Mali

Al final no fuimos. Es curioso recordar ahora la sensación que generó la invitación de AIPC Pandora. Como si a uno lo hubieran invitado a la Luna, poco más o menos. Mali está sólo un par de paises más abajo, pero es efectivamente otro mundo. Otro desierto. Ya sabíamos algo de la rebelión de los Tuaregs, luego leímos que si plutonio, que la Francafrica. Vamos cayendo en la cuenta de la larga historia de olvido e injusticia, ahora que se cumple el 50 aniversario del asesinato de Lumumba, la esperanza negra del Congo. La injusticia en Africa es una larga cadena pintada de hipocresía, indiferencia y venta de armas, ya lo ha explicado muy bien la gente de 3500 millones. Se nos desmorona el chiringuito, las mismas armas que vendimos a Libia sirven para secuestrar “occidentales” en Argelia, como represalia de una intervención en Mali …, el ajedrez africano juega su partida, cada vez más ruidosa, cada vez más cerca. Es curioso este término de “occidentales”, lo mismo incluye a noruegos que a japoneses, lo que está claro es que los argelinos están excluidos. Está claro que no es una denominación geográfica, sino una categoría de acceso a derechos humanos. Se contarán los muertos en dos grupos, la primera división, los “occidentales” y los demás. Cuantos más en la primera categoría peor. No creo que haya nadie contando los muertos en Mali, ni en Argelia, ni en ningún otro lugar de Africa. El negocio sigue. El programa de Lumumba, con el que ganó las primeras y únicas elecciones libres en Congo fue “pan y progreso”. Demasiado revolucionario para la época. Hoy, la Francia del no a la guerra de Irak, sigue defendiendo su derecho de acceso a sus ex-colonias. Liberta, igualdad y radioactividad ya se sabe. Seguimos invitados a Africa, quizá no haga falta “ir”, simplemente “mirar”, para entender, para romper por lo menos con la indiferencia y aprender a contar, no sólo víctimas, sino seres humanos.