El único “mercado” que me importa es el de mi barrio, el de todos los barrios, el que enseña en colorines la fruta, echa cubos de hielo sobre el pescado, afila cuchillos antes de trocear los filetes, el otro “mercado”, ese que ha habido que salvar a costa de todo lo demás, también afila sus armas, sólo que ahí las piezas somos la gente normal . Han conseguido socializar las pérdidas y privatizar las ganancias
Quién iba a decir que sería a costa de nuestras pensiones, nuestro tiempo laboral, la retirada del apoyo a nuestras ONGs, como hemos salvado a una panda impresentable y anónima, que ahora nos dicta que tenemos que “ajustarnos el cinturón”. Ya no somos una sociedad de derechos con una economía de mercado, somos una economía de mercado con menguante espacio social.