En tiempos como los que corren, las ONGs se la juegan con la financiación, menguante, con los destinatarios, crecientes, con las estrategias, cada vez más complejas, pero sobre todo uno se la juega con el equipo directivo que lleve la entidad. Hay líderes con capacidad de cohesionar, de generar aguante, de propiciar ideas y hay líderes que les encanta vivir en entornos de miedo, profetas de la catástrofe.
Con unos y con otros tenemos que aprender nuevas habilidades, habilidades de “siguerazgo”, como diría mi querido Tim Ingarfield. Hay líderes que conviene seguir , escuchar, atender. También hay líderes que conviene dejar ir, desatender, desactivar. Tienen menos poder del que creen. Después de todo ¿qué es un lider sin seguidores?.